La conjuntivitis es una enfermedad infecciosa, causada por un virus o una bacteria, que provoca una inflamación en la conjuntiva del ojo, membrana delgada que envuelve la superficie interna del párpado y la parte blanca del globo ocular. La conjuntiva contiene vasos sanguíneos y produce una sustancia viscosa para mantener protegida la superficie del ojo. Cuando esta membrana mucosa se inflama, los vasos sanguíneos se hacen más grandes y puede provocar molestias. Estos signos de conjuntivitis pueden producirse en ambos ojos o sólo en uno de ellos.
La conjuntivitis es una dolencia común y afecta tanto a adultos como a niños, aunque es más frecuente en los menores debido al estrecho contacto que mantienen con otros niños.
Síntomas de conjuntivitis
- La conjuntiva infectada y rosada, debido a la dilatación de los vasos sanguíneos.
- Incremento de legañas.
- Secreción en el ojo, lo que provoca que el ojo se mantenga cerrado
- Visión borrosa, que se descarga con el parpadeo. Sin embargo, cuando la córnea se infecta también, la visión no mejora ni con el parpadeo.
- Ojo irritado por la exposición a la luz.
- Sensación de tener algo dentro del ojo.
La conjuntivitis viral y la conjuntivitis bacteriana tienen síntomas comunes, pero se pueden diferenciar por lo siguiente:
- La secreción ocular tiende a ser acuosa en la conjuntivitis viral y más espesa y de color en la conjuntivitis bacteriana.
- La conjuntivitis viral puede estar causada por una infección de las vías respiratorias.
- En la conjuntivitis viral se pueden inflamar los ganglios linfáticos delante de la oreja.
¿Cómo diagnosticar la conjuntivitis?
Casi siempre, la evaluación de un médico es suficiente para saber si hay o no conjuntivitis. Con los síntomas y viendo la apariencia del ojo, un profesional puede diagnosticar la enfermedad. En ocasiones también se puede hacer un cultivo de las secreciones del ojo. Las muestras se mandan al laboratorio para identificar el organismo infeccioso.
Tipos de conjuntivitis
Dependiendo de la causa, se distinguen diferentes tipos:
- Conjuntivitis vírica. Se produce cuando un virus infecta el ojo. Suele estar asociada a infecciones de las vías respiratorias superiores o resfriados comunes. Se contagia fácil entre las personas, aunque suele ser leve y desaparece sin causar efectos a largo plazo.
- Conjuntivitis bacteriana. Causada por la infección del ojo de bacterias como el estafilococo o el estreptococo. Puede contagiarse con facilidad y afectar a ambos ojos y también suele ser de carácter leve y curarse en pocos días o semanas.
- Conjuntivitis alérgica. Sucede cuando alérgenos como el polen, el moho, los cosméticos o los ácaros del polvo provocan la inflamación de la conjuntiva. Este tipo de conjuntivitis no es contagiosa.
- Conjuntivitis química o irritativa. Está provocada por una sustancia química o un cuerpo extraño en el ojo (cloro de la piscina, el aire acondicionado, humo, gases…) También el uso de lentes de contacto puede causarla. Este tipo de conjuntivitis tampoco es contagiosa.
Tratamiento de conjuntivitis
Es cierto que, la mayoría de las personas con conjuntivitis infecciosa mejoran sin apenas tratamiento. Aunque, por ejemplo, en las infecciones causadas por bacterias, pueden durar mucho tiempo si no se tratan. En ocasiones, cuando la enfermedad se da en recién nacidos, puede producir ceguera si no se cura adecuadamente.
En el caso de la conjuntivitis bacteriana, se aconseja lavar el parpado y con un paño húmedo y tibio eliminar las secreciones del ojo. Asimismo, también es recomendable poner colirio o pomada antibiótica. Los médicos también suelen recetar antibióticos por vía oral.
Por otro lado, para la conjuntivitis viral, cuando hay síntomas como sensibilidad a la luz y visión borrosa se suelen recetar gotas con corticosteroides. Además, para reducir la hinchazón y el malestar, es recomendable aplicar compresas frías.
Es muy importante tener precaución para la evitar la propagación de la infección, ya que es altamente contagiosa. Por ello es aconsejable desinfectar constantemente las manos antes y después de limpiarse el ojo. Es importante llevar cuidado de no tocar el ojo infectado y luego el otro. Así como separar las toallas y compresas que hayamos usado para limpiarnos las secreciones.
Normalmente y al igual que pasa con la gripe, las personas con conjuntivitis infecciosa se quedan en casa y no van al trabajo ni a la escuela durante unos días. En verano, una persona con conjuntivitis no puede estar ni nadar en una piscina.
Es importante no automedicarse y acudir al médico o al oftalmólogo para que pueda tratar la enfermedad, ya que el sentido de la vista y el estado de nuestros ojos primordial; el 50% de la información que recibimos de nuestro entorno nos llega a través de ellos.